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La vanguardia latinoamericana y el arte primitivo dialogan de la mano del coleccionista Juan Carlos Maldonado

La abstracción geométrica y las prácticas artísticas de la comunidad indígena ye’kwana son exhibidas en una gran exposición en Marco, que muestra también la tensión entre la modernidad y la relación ancestral con la naturaleza

La exposición 'Convergencias / Divergencias', en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, en junio de 2025.
Carlos S. Maldonado

El venezolano Juan Carlos Maldonado (Puerto Ordaz, 1963) se tiró de lleno en 2005 en las aguas del coleccionismo. Antes, ha confesado, no tenía obras de arte, pero inspirado por su tía, la coleccionista Milagros Maldonado, inició un viaje que lo ha llevado a reunir una de las colecciones más importantes de Latinoamérica. El también empresario y mecenas se vio atraído por la geometría abstracta de los maestros latinoamericanos modernos y más tarde por la estética de cestas y objetos producidos por la comunidad Ye’kwana, una tribu caribeña asentada entre Brasil y Venezuela. Maldonado ha hecho una fusión de ambas formas de creación que forman parte de una estupenda exposición que inaugura desde este fin de semana el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, MARCO, en la que es también una hermosa tensión entre la modernidad y la relación ancestral con la naturaleza.

Maldonado habla con pasión de su colección y hace hincapié en lo que define como “la sofisticación de un grupo tribal” como los ye’kwana, indígenas que le atraen, dice, por su “sustentabilidad muy organizada”, basada en la pesca, en la caza, pero protegiendo el medio ambiente “para poder sobrevivir y no agotarlo”. “En el mundo moderno, tú te das cuenta cómo tenemos tantas herramientas y trabajamos todos los días para agotar todo lo que está alrededor de nosotros y destruir el medio ambiente. Y yo creo que desde el punto de vista filosófico hay un mensaje muy importante: cómo estas personas que tienen tan poco cuentan con mayor felicidad y logran al final del día sobrevivir con respeto a la naturaleza, mientras el hombre moderno realmente la destruye”, explica el coleccionista.

La muestra, titulada Convergencias / Divergencias. Dos estéticas, una sensibilidad, presenta de la comunidad Ye’kwana una colección hermosísima de cestos y productos de uso cotidiano labrados con delicadeza, que se acoplan a la perfección con el trabajo de maestros del arte abstracto y sus formas geométricas y de vanguardia, en una unión que según el curador de la exhibición, Ariel Jiménez, plantea la visión del coleccionista de mostrar una “coherencia de los diálogos que se crearon entre los artistas abstracto-geométricos y el arte indígena”.

Ariel Jiménez y Juan Carlos Maldonado en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey.

“Intenté entender qué puntos de o podíamos encontrar entre artistas de comunidades, ideologías y estéticas tan diferentes que permitieran un diálogo accesible para un público occidental. Todos sabemos que el arte moderno y contemporáneo se alimenta a menudo de las culturas primeras de África, de Oceanía, de América del Norte, de América del Sur. Me vi obligado a trabajar, digamos, comparando de tú a tú las obras de los ye’kwana con las obras occidentales y tratando de conseguir puntos de convergencia, pero respetando también los puntos de divergencia que puedan existir, porque no puede haber un verdadero diálogo si no hay respeto de las diferencias”, explica Jiménez.

Un punto en común entre la comunidad ye’kwana y los artistas de la colección, explican desde MARCO, es “la creación condicionada desde modelos generativos”, es decir que mientras en el arte moderno y contemporáneo los artistas utilizan “métodos técnicos y científicos” para generar efectos visuales, “los ye’kwana reproducen una tradición vinculada no solamente a lo técnico, sino a su cosmovisión”. “El interés de nuestra institución es mostrar “las contemporaneidades artísticas en diálogo a través de esta conversación transgresora entre las creaciones artísticas de una de las culturas originarias del Amazonas y artistas de corte geométrico, abstracto, cuyas ideas estuvieron marcadas por pensamientos racionales provenientes de posturas estéticas de mediados del siglo XX, como el minimalismo, el movimiento cinético o el neoconcreto”, explica Taiyana Pimentel, directora de MARCO.

La exposición, que estará abierta hasta el 26 de octubre, está dividida en tres partes: Funcionalidad técnica y valor simbólico, que muestra objetos funcionales indígenas contrapuestos con creaciones modernas que explican cómo algunos artistas se inspiraron en las artes populares para crear sus formas geométricas. La segunda parte, titulada Modelos generativos, explora las diferencias que hay entre las creaciones indígenas y las técnicas de los artistas modernos, que utilizan métodos científicos para crear formas y efectos visuales, mientras los ye’kwana son leales a una tradición vinculada a su cosmovisión. La exhibición termina con la sección Pureza y economía de los medios, que muestra elementos de unión entre ambas formas de creación, como el uso de materiales sencillos u objetos de la vida cotidiana. “Si algo caracteriza a los ye’kwana, como a muchas de estas tribus, es que su arte no está separado por completo del valor de uso que pueden tener sus objetos. Una cesta, siendo una obra de arte y teniendo una función simbólica para su comunidad, tiene también un uso práctico muy concreto, que es el de comer”, ejemplifica el curador Jiménez.

Una de las salas de la exposición.

Al lado de las creaciones indígenas está el mundo hipnótico del venezolano Jesús Rafael Soto, representante del arte cinético, que usa la percepción del movimiento con fines expresivos; la creación geométrica de Sigfredo Chacón, muy influido por el diseño gráfico y también obras de Gonzalo Fonseca, conocido en México porque creó la llamada Torre de los Vientos, una estructura de unos 12 metros realizada para las Olimpiadas de 1968. Son parte de esta gran exposición que es también un viaje interior por una de las mayores colecciones de arte de la región, que comenzó en 2005 con la atracción de Maldonado por la abstracción geométrica —“que definitivamente es una conceptualización de arte muy sofisticado”, como él la define—, hasta su encuentro con las comunidades indígenas. “He cerrado un ciclo”, confiesa el coleccionista. “Cuando tuve la oportunidad de tener o con estas culturas en la Amazonia lo que más me impactó fue esa abstracción que vi en una cesta, porque ves una sofisticación maravillosa en las formas geométricas y vi que había puntos interesantes que discutir y fue lo que nos llevó a esta propuesta de poner en contexto estas dos culturas que, aunque sean separadas y son mundos diferentes, tienen claramente coincidencias muy interesantes”, explica el hombre que funde en MARCO dos visiones del arte.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.
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